mH “Lc15, 11-32”, 19:00
(…) La clave para descifrar el mensaje que Ekaterina me había enviado al móvil, la encontraría en el mismo museo Hermitage. En la segunda planta, se hallaban las salas dedicadas a pintores universales de la talla de los italianos Leonardo da Vinci, Rafael, Caravaggio, Tiziano, así como también los flamencos Rubens, Anthony van Dick o Frans Snyders. De todos estos, Rembrandt, el genial pintor flamenco, era quien más me interesaba encontrar, y más concretamente, una de sus obras, realizadas en óleo encima de tela expuestos en el Hermitage: “El hijo pródigo”. La pintura, ubicada en la sala dos-cinco-cuatro, de cerca de tres metros de altura, se exponía en una pared, al lado de un gran ventanal que le proporcionaba luz natural por el flanco derecho (…) (…)
